AJEFISMO

La Logia AJEF (Asociacion de Jóvenes de Esperanza a la Fraternidad) “Francisco Corrales Polier”, hija primogénita de la muy respetable Logia “Martín Herrera”  abrió sus puertas en el año 1939, sólo muy poco después de que Fernando Suárez Núñez y un grupo de masones entusiastas emprendieran la fundación en Cuba de este apéndice juvenil de la “Escuadra y el Compás.

Francisco Corales Polier, o, simplemente Cuco Corrales, mote familiar que le designan sus contemporaneos, fue un hombre de negocios y un ciudadano altruista que formó parte de una familia con viejas raíces en las tierras de este municipio. El 16 de agosto de 1897, cuando tuvo lugar la tragedia del vapor “Tritón” frente a las costas del Mariel, él y su hermano Rafael viajaban a bordo de la desdichada nave. El Tritón era el buque insignia de la Compañía de Vapores de Occidente, propiedad de don Antolín del Collado y Obeso. Esta línea de cabotaje que unía los puertos de La Habana y Mantua tenía una de sus escalas principals en el entonces Embarcadero de Río Blanco y constituía para los palmeros la vía más accessible de viajar a La Capital. Según historias familiares que sobreviven en la memoria de Rafael Corrales Figueroa, “Cuco apenas sabía nadar. Poco antes de que el capitán se quitara la vida de un balazo, tal como exigía el honor de la época, el hermano le facilitó una puerta desprendida y sobre ella logró ganar la orilla. Rafael luchó contra el oleaje con sus propias fuerzas y llegó también a la costa, aunque totalmente inconsciente y ciego para el resto de sus días.

Cuco Corrales dedicó su vida al comercio y a la masonería. Su hijo, “Cuquito”, propietario de la tienda-panadería “El Cuco” , dejó su nombre grabado en la tradición local como el de “uno que no tenía pelos en la lengua” a la hora de cantar cuatro verdades, pero, también como hombre de profunda sensibilidad humana y amor al prójimo. Ningún niño con cara de hambre salió de su establecimiento sin, por lo menos, el consuelo estomacal de un “queque con dulce de guayaba”, aunque terminara sazonando su acto de piedad con una de aquellas frases de humor campechano hasta lo sarcástico que terminaron por convertirse en el sello personal de Cuquito Corrales. “Cuquito es un hombre muy bueno porque salió al padre” oí decir a muchos que ya peinaban canas cuando yo aún no tenía bigotes.

Y eso es cuanto sé de Cuco Corrales, uno de los miembros fundadores de “Martín Herrera” que dedicó todo su empeño y medios económicos para darle a La Palma esa logia AJEF que más tarde llevara su nombre. Ofreció una casa de su propiedad para que sirviera de primer taller. El inmueble se encontraba en la calle Comandante Cruz, casi equidistante de las intersecciones con Martí y Maceo. No es mucho, la dentadura del tiempo no perdona, pero, al menos, parece suficiente para comprender el por qué de un nombre. Si Fernando Suárez Núñez fue el padre del ajefismo cubano, Francisco Corrales Polier merece el mismo título dentro de la fraternidad juvenil palmera. 

La Logia AJEF “Francisco Corrales Polier, al igual que el resto del ajefismo cubano, mantuvo en sus casi cuatro décadas de existencia una actitud de constante lucha y perfeccionamiento. Participó activamente en todos los eventos que tuvieron que ver con el desarrollo de la comunidad y se hizo sentir en todas las esferas de la vida pública. Aunque las autoridades municipales hicieron desaparecer el nombre, el busto de Maceo que se encuentra en el parque de la localidad fue una donación de los ajefistas palmeros y todo el trabajo se hizo con los fondos de la logia. El similar de Martí, construido de igual manera por la Logia Martín Herrera, también ha sido blanco de ataques, pero, hasta ahora, el esfuerzo de un grupo de masones ha logrado evitar el segundo despojo. 





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